El Gobierno de Javier Milei definirá antes de fin de año un
nuevo esquema de subsidios para las tarifas de electricidad y gas natural, con
el objetivo de acelerar el recorte del gasto público y avanzar en la
desregulación del sistema energético. La intención es reemplazar la actual
segmentación por ingresos en tres niveles por una única asistencia destinada
exclusivamente a hogares vulnerables, según surge del nuevo acuerdo con el
Fondo Monetario Internacional (FMI).
El nuevo sistema excluirá a cerca de 3 millones de usuarios
de clase media en el caso de la luz, y también a parte de los incluidos en el
universo vulnerable que, por falta de acreditación, quedarían fuera del
beneficio. Son lo que comenzarán a pagar más cara la energía que consuman.
Desde el área energética reconocen que el Estado no cuenta con información
suficiente y que el cruce de datos resulta muy complejo, especialmente en los
casos de beneficiarios no registrados formalmente.
No obstante, el proceso de modificación del régimen será
gradual. En principio, no se prevén cambios en lo que resta del año, a menos
que se requiera acelerar el ajuste fiscal, según indicaron fuentes oficiales.
En las últimas semanas, la Secretaría de Energía aplicó una reducción
escalonada en los descuentos que reciben los usuarios residenciales sobre el
precio de la energía en sus facturas. La aceleración de la inflación en los
últimos meses y la cercanía del calendario electoral son factores clave para la
toma de decisiones.
Actualmente, seis de cada diez hogares reciben subsidios.
Según el esquema vigente, los usuarios se agrupan en tres niveles: ingresos
altos (Nivel 1), que pagan la tarifa plena; ingresos bajos (Nivel 2); e
ingresos medios (Nivel 3). De acuerdo con datos del Registro de Acceso a los
Subsidios a la Energía (RASE), hasta diciembre había 9,5 millones de usuarios
de electricidad con tarifa subsidiada: 6,3 millones en el Nivel 2 y 3,2
millones en el Nivel 3, sobre un total de 16,2 millones. En el caso del gas,
5,3 millones de los 9,5 millones de usuarios residenciales recibían
subvenciones, con 3,1 millones en el Nivel 2 y 2,2 millones en el Nivel 3.
La premisa oficial es instaurar un sistema similar al de la
tarifa social aplicado durante la gestión de Mauricio Macri, con solo dos
categorías: quienes reciben subsidios y quienes no.
La secretaria de Energía, María Tettamanti, estará a cargo de
poner en marcha el nuevo esquema. Según proyecciones del FMI, el gasto en
subsidios energéticos bajará del 1,1% del PBI en 2024 al 0,5% en 2025, aunque
por ahora no se ha definido un ritmo concreto para ese recorte. En su primer
año de gestión, Javier Milei ya aplicó un ajuste del orden de los USD 3.000
millones, al tiempo que incrementó los componentes tarifarios de transporte y
distribución. Las distribuidoras lograron mejorar sus balances y reportan
niveles de cobrabilidad superiores al 95%.
Desde diciembre de 2023, las tarifas de electricidad
aumentaron un 264% y las de gas un 622%, según el Observatorio de Tarifas y
Subsidios del IIEP de la UBA-Conicet. Estos incrementos corresponden a hogares
del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) que no reciben subsidios.
La eliminación del actual esquema también es clave para
cumplir otra meta establecida en el acuerdo con el FMI: avanzar en la reforma
del mercado mayorista de electricidad para noviembre de 2025, con el objetivo
de mejorar la competencia y aliviar la presión sobre la cadena de pagos del
sector energético.
La secretaria de Energía, María Tettamanti, estará a cargo de
poner en marcha el nuevo esquema. Según proyecciones del FMI, el gasto en
subsidios energéticos bajará del 1,1% del PBI en 2024 al 0,5% en 2025, aunque
por ahora no se ha definido un ritmo concreto para ese recorte. En su primer
año de gestión, Javier Milei ya aplicó un ajuste del orden de los USD 3.000
millones, al tiempo que incrementó los componentes tarifarios de transporte y
distribución. Las distribuidoras lograron mejorar sus balances y reportan
niveles de cobrabilidad superiores al 95%.
Desde diciembre de 2023, las tarifas de electricidad
aumentaron un 264% y las de gas un 622%, según el Observatorio de Tarifas y
Subsidios del IIEP de la UBA-Conicet. Estos incrementos corresponden a hogares
del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) que no reciben subsidios.
La eliminación del actual esquema también es clave para
cumplir otra meta establecida en el acuerdo con el FMI: avanzar en la reforma
del mercado mayorista de electricidad para noviembre de 2025, con el objetivo
de mejorar la competencia y aliviar la presión sobre la cadena de pagos del
sector energético.
CAMMESA se volvió un actor central en el sistema energético
en las últimas dos décadas, al comprar energía a las generadoras y vendérsela a
las distribuidoras, que cobran a los usuarios. Como muchos hogares no pagan el
costo real de la energía, el Tesoro compensa la diferencia mediante
transferencias a la empresa estatal.
El nuevo modelo apunta a canalizar los subsidios directamente
a los usuarios en sus facturas, lo que permitiría que compradores y vendedores
celebren acuerdos libremente. Sin embargo, para que eso funcione, será
necesario que las tarifas reflejen el costo real del suministro.
CAMMESA ya resolvió una deuda de USD 1.000 millones con las
generadoras mediante la entrega de un bono en dólares (AE38), operación clave
para alcanzar el superávit fiscal de 2024. También implementará un plan de
pagos para regularizar la deuda de USD 1.300 millones que mantienen las distribuidoras
por energía ya entregada y no abonada, con incentivos para aquellas empresas
que estén al día.
Paralelamente, la Secretaría de Energía está finalizando el
proceso de Revisión Quinquenal de Tarifas (RQT) con transportistas y
distribuidoras. Este mecanismo definirá un sendero de inversión, aumentos
tarifarios y un esquema de actualización mensual. Se prevé una suba en términos
reales, que se aplicaría en tres tramos.